Los bomberos del centro de Chile lucharon el domingo para controlar los violentos incendios forestales que hasta ahora han matado a 112 personas y arrasado barrios enteros, mientras el presidente Gabriel Boric advertía que el país enfrentaba una “tragedia de ‘muy gran magnitud’.
Cientos de personas siguen desaparecidas, dicen las autoridades, lo que alimenta los temores de que el número de muertos siga aumentando a medida que se encuentren más cadáveres en las laderas y en las casas devastadas por los incendios forestales.
Los incendios que se intensificaron el viernes ahora amenazan los límites exteriores de Viña del Mar y Valparaíso, dos ciudades costeras populares entre los turistas. La expansión urbana de estas ciudades tiene más de un millón de habitantes al oeste de la capital Santiago.
Imágenes de drones filmadas por Reuters en la región de Viña del Mar mostraron barrios enteros quemados, con residentes hurgando entre los cadáveres quemados de casas donde se habían derrumbado los techos de chapa ondulada. En las calles, los coches chamuscados cubrían las carreteras.
“El viento era terrible, el calor era abrasador. No había tregua. La gente estaba dispersa por todas partes”, dijo Pedro Quezada, un empresario local de la región de Valparaíso, entre los escombros carbonizados de su casa destruida.
Videos compartidos en las redes sociales mostraban incendios en laderas cerca de edificios de departamentos en el área de Valparaíso, arrojando humo al aire. Una espesa neblina cubrió otras áreas urbanas, dificultando la visibilidad.
Las autoridades chilenas impusieron un toque de queda a las 21.00 horas en las zonas más afectadas y enviaron personal militar para ayudar a los bomberos a frenar la propagación de los incendios, mientras helicópteros arrojaban agua para intentar extinguir las llamas.
El servicio médico legal de Chile, el forense estatal, dijo que 112 personas habían muerto en los incendios. El número de muertos ascendía a 51 el sábado.
Más temprano ese mismo día, Boric, al anunciar dos días de duelo nacional a partir del lunes, dijo que Chile debería prepararse para más malas noticias.
“Es Chile en su conjunto el que sufre y llora a nuestros muertos”, dijo Boric en un discurso televisado a la nación. “Estamos ante una tragedia de enormes proporciones”.
El viceministro del Interior, Manuel Monsalve, dijo el domingo que 165 incendios arrasaron Chile y unas 14.000 viviendas resultaron dañadas sólo en las regiones de Viña del Mar y Quilpué.
Quienes regresaron a sus hogares devastados los encontraron casi irreconocibles y muchos perdieron todas las posesiones de sus vidas.
Sergio Espejo, soldador de 64 años, rebuscó entre las cenizas de su taller de soldadura y de su casa en el área de Viña del Mar con su esposa, María Soledad Suárez.
Suárez, de 61 años, logró recuperar un plato y parte de una muñeca de porcelana de las brasas mientras registraba el piso en busca de joyas. Espejo, lamentando la pérdida de todas sus herramientas esparcidas bajo frijoles de hierro destrozados, observó los daños.
“Aquí está mi taller, está totalmente destruido”, afirmó. “Todos los sacrificios, todo eso en una sola vida”.
Aunque los incendios forestales no son infrecuentes durante el verano del hemisferio sur, su naturaleza letal es notable, lo que los convierte en el peor desastre nacional del país desde el terremoto de 2010, que causó aproximadamente 500 muertos.
El año pasado, tras una ola de calor récord, unas 27 personas murieron y más de 400.000 hectáreas (990.000 acres) de tierra se vieron afectadas.
Boric ha tratado de canalizar fondos hacia las zonas más afectadas, muchas de las cuales son populares entre los turistas.
“Estamos todos juntos para luchar contra la emergencia. La prioridad es salvar vidas”, afirmó Boric. -Reuters
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