Las interrupciones en los sistemas energéticos pueden tener graves repercusiones y limitar el desarrollo económico y social. Como tales, los sistemas energéticos modernos deben ser capaces de resistir impactos de una amplia gama de fuentes, incluidos desastres naturales, conflictos geopolíticos y amenazas nuevas y emergentes relacionadas con la digitalización en curso de los sistemas energéticos.

Promoción de la resiliencia a través de revisiones por pares

La AIE lleva a cabo regularmente revisiones por pares de sus países miembros. La resiliencia de las redes de energía es un elemento clave de estas revisiones, ya que ayudan a garantizar que los miembros puedan reaccionar y adaptarse a las condiciones cambiantes. Esto se hace evaluando su capacidad para identificar riesgos existentes o emergentes y ofreciendo recomendaciones de políticas cuando corresponda.

Resiliencia al tiempo y al clima

El sector de la energía se enfrenta a múltiples amenazas relacionadas con el cambio climático, en particular, los fenómenos meteorológicos extremos y la creciente presión sobre los recursos hídricos. Una mayor resiliencia a los impactos del cambio climático será fundamental para la viabilidad técnica del sector energético y su capacidad para satisfacer de manera rentable las crecientes demandas de energía impulsadas por el crecimiento económico y demográfico mundial.

Las interdependencias entre la energía y el agua se intensificarán en los próximos años. El agua es esencial para todas las fases de la producción de energía, desde la producción de combustibles fósiles y biocombustibles hasta el funcionamiento de las centrales eléctricas. La gestión de los vínculos entre la energía y el agua es y seguirá siendo fundamental para las perspectivas de alcanzar con éxito una serie de objetivos climáticos y de desarrollo.

Resiliencia digital

En 2017, la IEA se centró en el impacto de la digitalización en el sector energético. Los sistemas energéticos de todo el mundo se están volviendo cada vez más interconectados e inteligentes. Esta expansión brinda muchas oportunidades, pero también nuevos desafíos, ya que los proveedores y los gobiernos buscan mantener estos sistemas seguros. Hasta la fecha, las interrupciones relacionadas con la ciberseguridad en el sector energético han sido relativamente menores; sin embargo, los ciberataques se multiplican y el problema no hará más que aumentar en importancia con el aumento de los volúmenes de datos intercambiados o almacenados en servidores y con el desarrollo cada vez más rápido de los objetos conectados.