Este mes, los votantes chilenos rechazaron abrumadoramente una nueva constitución propuesta. Si bien la desinformación jugó un papel en el resultado, las reformas de gran alcance del proyecto de ley alienaron a muchos votantes que de otro modo habrían apoyado los derechos que buscaba consagrar.
CIUDAD DE MÉXICO – Se esperaba el rechazo popular a la nueva constitución propuesta por Chile. Su magnitud no lo era. Este mes, casi el 62% de los 13 millones de votantes que asistieron dijeron no al proyecto, que debía reemplazar la constitución redactada bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet.
El rechazo abrumador a la nueva constitución es un golpe para el presidente Gabriel Boric, quien la apoyó. Además, dejó claro que la Convención Constituyente que lo redactó iba mucho más allá de las aspiraciones y convicciones del electorado chileno.
Boric, un exlegislador de izquierda elegido el año pasado, defendió el proyecto de ley redactado por una asamblea compuesta en gran parte por sus aliados y camaradas. Como tal, es en parte responsable de su fracaso. Si bien ya ha anunciado un gabinete remodelación tras la derrota del referéndum, ahora se verá obligado a tomar decisiones más difíciles: qué políticas seguir y qué asesores conservar, y cómo cumplir las promesas de reforma que hizo durante su campaña.
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