Los chilenos votarán en un referéndum el domingo para determinar si se reemplaza o no la constitución de la era de Pinochet con una redactada por una Asamblea Constituyente que presentó su texto final al presidente Gabriel Boric en julio. La última encuesta muestra que el campo del “no” tiene una ventaja significativa, pero que se ha reducido desde la finalización del proyecto de constitución.
El referéndum es la culminación de un proceso que comenzó con protestas espontáneas que estallaron en octubre de 2019 contra una propuesta para aumentar las tarifas del metro en Santiago, la capital. El gobierno respondió con una represión militarizada que dejó 18 muertos, conmocionando la sensibilidad democrática en un país donde los recuerdos de la dictadura militar bajo Augusto Pinochet siguen siendo fuertes.
Rápidamente se multiplicaron las manifestaciones, así como los reclamos y demandas de los manifestantes, quienes rápidamente comenzaron a cuestionar el modelo neoliberal que se había mantenido relativamente inalterado desde su adopción por la dictadura de Pinochet. Este modelo ha asegurado un nivel de estabilidad económica y gobernabilidad efectiva que ha convertido a Chile en la envidia de América del Sur. Pero también fue responsable de las desigualdades sociales y económicas que crecieron durante años, hasta finalmente explotar en el levantamiento de 2019.
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