“Hoy tenemos el conflicto en Ucrania, pero en 1973 también teníamos un contexto difícil. Hubo la guerra de Yom Kippur y hubo el “golpe” en Chile. El equipo israelí llegó a Cuba y luego se retiró, mientras que la delegación chilena nunca pudo aterrizar en La Habana…” Discreto, con su traje azul oscuro, Carlos Cuervo se sienta en el predio de Pabexpo, el que alberga el Gran Premio de la IWF en la capital cubana, a la espera de la sesión A de la jornada, donde es uno de los oficiales técnicos designados. Con casi 76 años de edad, es una de las personas más respetadas en el deporte que ha “Marie” a la edad de 14 años. Ya presente en el Campeonato Mundial de la IWF de 1973, el último gran evento de levantamiento de pesas en Cuba, Cuervo está feliz de compartir sus recuerdos y reflexionar sobre el presente y el futuro de su amado deporte.
“Básicamente estaba ayudando a la organización en ese entonces en 1973, asegurándome de que todo iba bien. Estaba en todas partes, corriendo todo el tiempo, ayudando a cualquiera que necesitara ayuda. Fue una gran competencia, aunque seguida y con muchos episodios divertidos. en una especie de arena circular y por supuesto no había marcadores electrónicos como los de hoy, sin embargo había una enorme estructura metálica, algunas personas escondidas detrás de cortinas, cambiando a mano los nombres de los atletas y los respectivos pesos que levantaban, el resultado fue bastante genial, pero la gente que lo ve no podía imaginar los “recursos humanos” que se esconden detrás de estas actualizaciones constantes y rápidas”, Él recuerda.
La organización de un Campeonato Mundial de la IWF siguió a la exitosa creación de un equipo nacional en 1965. “Antes los deportistas entrenaban en su zona, en su pueblito… No había una coordinación nacional. Un experto cubano que se había quedado en la Unión Soviética tuvo entonces la idea de crear un grupo centralizado en Santa Clara. Y eso fue decisivo para el futuro. Los resultados comenzaron a verse, notablemente en los Juegos Panamericanos de 1967 en Winnipeg, Canadá, y en esos años se lanzaron las bases de lo que hoy es la halterofilia cubana”, El Sr. Cuervo admite.
Se estaba gestando una dinámica de éxito, por lo que no fue difícil convencer al organismo internacional de que la capital cubana estaba en condiciones de albergar la vitrina de la IWF. “En ese momento, el Secretario General de la Federación Internacional era un caballero británico, el Sr. Oscar State, un hombre muy agradable, pero un poco conservador. Y para nuestra sorpresa, al final del Campeonato, dijo que era el mejor en el que había estado. Fue el mejor homenaje que pudimos recibir”.
Como consecuencia del amplio desarrollo de la halterofilia cubana, los Campeonatos Mundiales de la IWF (189 atletas -todos hombres en ese momento- de 39 naciones) también fueron motivo de mayor avance. “Fue una gran cosa para nuestro país. Básicamente atrajo a muchos jóvenes a la halterofilia. Nuestro deporte nacional es el béisbol y en menor medida el fútbol o el baloncesto. Estos son los principales atractivos para nuestros jóvenes. Esto sigue siendo así hoy en día. Pero después de este logro en 1973, logramos que muchos niños practicaran este deporte”, dice el profesor de ciencias del deporte de la Universidad de La Habana.
Unos años más tarde, aparecieron las medallas olímpicas. Todo comenzó en Moscú en 1980, luego nuevamente en 1992 y el último en Londres en 2012. Un total de ocho podios en el mayor evento deportivo del planeta, incluidas dos medallas de oro, una de plata y cinco de bronce. “El levantamiento de pesas se ha convertido en un deporte fuerte en nuestro país, pero seamos honestos, nunca competirá con el béisbol, ni siquiera con el baloncesto…” La razón es simple: “Necesitamos equipo de levantamiento de pesas. Y si queremos ser profesionales, este equipo es caro. Todos conocen los problemas económicos a los que nos enfrentamos, por lo que es difícil equipar a todos los clubes o estructuras nacionales interesados en el desarrollo de la halterofilia con mancuernas dignas de ese nombre”.
Hay incluso un desafío más esencial: el aspecto nutricional del deporte. “En la competencia de alto nivel, un levantador de pesas necesita una dieta rica en proteínas. Esto lamentablemente no es fácil de conseguir en nuestro país”, El Sr. Cuervo admite. “Sin embargo, los cubanos somos expertos en hacer mucho con muy pocos recursos. Tenemos una buena generación de levantadores de pesas, capaces de lograr grandes resultados. Puede ser más difícil para nosotros que para otros, pero lo estamos consiguiendo. él admite.
Luego de compartir estos recuerdos, Carlos Cuervo se complace en posar para una foto con el presidente de la Federación Cubana de Halterofilia. “Profesor” – dijo Jorge Luis Barcelán, con una sonrisa. “¡Le debemos mucho en Cuba!”
Por Pedro Adrega, Comunicaciones de la IWF
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